- Espacio Amapola
¡¡¡Deja de llorar!!!
Cecilia Gallegos
Nuestro entrenamiento más perseverante en la vida ha sido el de desconectarnos de lo que sentimos. Desde muy pequeñ@s empezamos a escuchar, “deja de llorar”, “no te enojes”, incluso, “hasta cuándo vas a estar riéndote”, o peor aún, todo eso sin palabras, con la mirada.
Sin pensar mucho, te aseguro que puedes agregar unas cuantas de estas imágenes y sentencias.

Detrás de cada una de estas expresiones hay un juicio negativo, que como niños empezamos a entender allá en lo profundo, si lloro, si me enojo, si me río demasiado, me van a dejar de querer.
Y entonces, ¿qué hacemos?
¡¡Contraemos!!, para que no venga el llanto, aguanto la respiración, para no enojarme, aprieto las mandíbulas, para no reirme, vuelvo a apretar las mandíbulas y cortar la respiración.
Y adivina que pasa cuando haces eso una y otra vez, pensemos además que lo venimos repitiendo desde que tenemos memoria.
¡¡¡El músculo se queda apretado!!!
Y aparece el bruxismo, y el dolor de cabeza, y la respiración se acorta, y el cuello se rigidiza y duele y generamos una coraza que se pone dura en el pecho…. Y muchas cosas más, porque nuestro cuerpo está absolutamente interconectado.
Eso en lo físico, pero además, cuando respiras menos…. SIENTES MENOS.
Y entonces, dejas de sentir el enojo, dejas de sentir la pena, y TAMBIÉN dejas de sentir la alegría.
Ya no hay lágrimas, ni rabia, ni risa.
Eso es la DESCONEXIÓN porque dejas de tener el radar de las sensaciones para conectar con el mundo, y claro, solo te das cuenta cuando las cosas son demasiado intensas.
La capacidad de sentir, que llamaremos propiocepción, distinto de pensar qué estas sintiendo, porque es el cuerpo sintiente, es un cable a tierra que permite tomar decisiones de autocuidado, de bienestar, de autorregulación.
Lo opuesto de la exigencia.
Necesitamos devolverle la capacidad a nuestros músculos para expandirse, para relajarse, para que más aire entre y nos oxigene.
Y tal vez, solo tal vez, algo de eso sea felicidad … expansión, sensación, libertad.